Opinión.- Cada 25 de noviembre, se recuerda el vil asesinato
de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, a manos de militares de
la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Esta fecha, instaurada el 17 de diciembre de 1999, a través de la
resolución 54/134 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), basa su origen en el día
que asesinaron a las tres hermanas, Patria, María Teresa y Minerva Mirabal, 25 de noviembre de 1960, durante la dictadura
de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Antecedentes de esta
conmemoración
En el año 1981, en el Encuentro
Feminista Latinoamericano y del Caribe, las militantes en favor del derecho de
la mujer proponen que se conmemore el 25 de noviembre como el día contra la
violencia. La presencia de la delegación dominicana, encabezada por la poeta
dominicana Ángela Hernández y Magalys Pineda hicieron la propuesta en dicho
evento.
Producto del impacto de las
conmemoraciones de las organizaciones no gubernamentales de toda América Latina
y el Caribe, El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General aprobó la
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer (A/RES/48/104)
y el 17 de diciembre de 1999, a través de la resolución 54/134, la Asamblea
General declara el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación
de la Violencia contra la Mujer.
Con esta misma motivación El 29
de noviembre - Desde el Parlamento Europeo la diputada Emma Bonino propone
convocar en esta fecha un Día Internacional de Lucha contra la Mutilación
Genital Femenina que se da de manera comprobada en el Continente Africano, no
sabemos si se da en otras culturas.
El día del crimen
La orden de matar a las hermanas
Mirabal fue dada expresamente por Trujillo desde el 4 de noviembre, pero no fue
sino el 25 cuando se dieron las condiciones para su ejecución. Además de las
razones políticas, Trujillo sentía un odio visceral hacia las hermanas,
especialmente contra Minerva por el desplante que esta le hizo once años atrás
en una fiesta que se celebraba en San Cristóbal y a la cual fueron invitadas
las jóvenes junto a sus padres.
Ese 25 de noviembre, poco después
de las cuatro de la tarde, las Mirabal y Rufino de la Cruz regresaban de Puerto
Plata de ver a sus esposo en la cárcel San Felipe de Puerto Plata.
“A menos de dos kilómetros de la
ciudad (de Puerto Plata) había un carro detenido con aparentes pasajeros
afuera, mientras otra persona simula que revisaba el motor…..Rufino de la Cruz
se detuvo cuando vio que el carro casi estaba en medio de la vía, al llegar
paralelo al vehículo, el jeep fue asaltado; las mujeres lanzadas hacia afuera
violentamente e introducidas al vehículo de los calieses.
Patria logró salir huyendo en
dirección a un camión del Seguro Social que venía por allí, pero fue alcanzada
y arrastrada por los cabellos e introducida al carro junto a sus hermanas, pero
antes alcanzó a gritarles a los del camión: “Díganle a la familia Mirabal, de
Salcedo, que los caliés van a matarnos”.
Cuenta Fafa Taveras que el carro
marchó con las tres hermanas adentro y Rufino fue mantenido en el jeep
acompañado de dos calieses.
Y explica que antes de llegar a
la Cumbre de Puerto Plata se desviaron hacia la derecha, por un camino sin
pavimento, entre un cañaveral, y se detuvieron a más de cien metros de la
carretera.
Un grupo de esbirros encabezados
por el teniente Alicinio Peña Rivera tuvo a su cargo la ejecución de las
Mirabal. Fueron asesinadas a palos y puñaladas. Antes, los calieses habían
ahorcado a Rufino de la Cruz.
Posteriormente, introdujeron los
cuatro cuerpos en los vehículos y se marcharon hasta el lugar donde lanzarían
el jeep con ellos dentro. Se detuvieron un momento al ver que una de las
víctimas estaba viva y se quejaba. Era Minerva, la remataron.
Con los cuatro cuerpos dentro,
los asesinos lanzaron el jeep hacia un precipicio. Al día siguiente un diario
tituló: “Tres mujeres y un chofer perecen en vuelco”. Muy pocos creyeron esa
información. La noticia del múltiple asesinato corrió como pólvora, provocando
la indignación amplios sectores de la sociedad dominicana.
Luego de asesinar a las hermanas
Mirabal, Trujillo ordenó la confiscación de todos sus bienes y los de sus
esposos.
La sangrienta mano de hierro del
tirano silenció a las tres mariposas, pero sería uno de sus últimos crímenes.
El 30 de mayo del año siguiente
caería abatido cuando se dirigía hacia su natal San Cristóbal. Murió como
vivió: a sangre y fuego.
Fuente: Educando