DIARIO
LIBRE:
No sería muy aventurado
decir que Jean-Alain Rodríguez no conoce personalmente a Blas Peralta, mucho
más si se tiene en cuenta que la persecución y sometimiento fue obra de una
subalterna.
La Fiscal del Distrito Nacional.
Tampoco lo sería que los amigos del transportista conocen a
los amigos del Procurador. Las colindancias son un traje a la medida de cada
circunstancia. Las enfermedades fueron excusas perfectas en otros tiempos, pero
ya no. Lo peor que puede hacer un preso ahora es enfermarse, pues nadie va a
creerle. Hasta los cielos son puestos en apuro. El refrán es como un disparo a
la sien: no falla, y mata al instante. Lo mucho hasta Dios lo ve, y lo de Blas
Peralta fue demasiado.
Además, los privilegios no resuelven, y al final la justicia
se impone. O la hace Dios, o la hace el hombre. Los militares golpistas
argentinos fueron recluidos en verdaderos resorts, y murieron condenados. Pablo
Escobar construyó su propia cárcel en Envigado, de la que también se escapó, pero
ya sabemos su destino. Hay afanes grandes que nunca llenarán su cometido. Si la
puntería es mala, el tiro siempre saldrá por la culata.