OPINIÓN Por Alejandro Santana
BARAHONA: "El hotel Guarocuya, es objeto de comentarios,
ahora se dice que hasta tiene piscina, ahora se habla de confort en las
habitaciones, ahora se calcula lo que paga al Estado, ahora hay voces que hasta
critican lo que ellos entienden que es un mal negocio".
Pero nadie recuerda esas luchas de los obreros del establecimiento
cuando lo operaba la Corporación Hotelera, por falta de pagos.
Ahora nadie recuerda que tenía áreas hundidas, ahora nadie
recuerda que era un nido de ratas y cucarachas, ahora nadie sabe que la única
vez que el Estado recibe algo en metálico de ese patrimonio es ahora, tampoco nadie sabe que tiene
piscina ahora, luego de que los actuales arrendatarios lo remodelaron, que
gastaron varios millones de pesos en esos menesteres.
Ahora es muy bueno analizar desde una realidad creada por
quienes lo están operando, ahora es muy bueno lanzar bolazos mal sanos, después
de este arrendamiento, ese hotel ha recobrado los años de gloria que tuvo
cuando Trujillo venía a sus instalaciones.
"Quiero dejar en claro que nada me une a la familia que
lo está administrando, Soy colega de Melton, en una ocasión mantuvimos una
amistad muy cercana cuando era corresponsal del Listín Diario en Barahona,
estuve muy de cerca cuando él tuvo que salir corriendo de Barahona que un
coronel quería su cabeza.
En la actualidad no somos tan amigos, no me gusta su bravuconería
y su falta de respeto a ciertas figuras, aunque debo reconocer que ha sabido
hacer negocios serios y responsables que le han cambiado la vida, ya no es un
embarrador de cuartillas.